Habíamos estado ya por tierras manchegas, pero siempre hay rincones por los que volver a recorrer la huella del Quijote. En esta ocasión, una corta escapada nos lleva hasta Villanueva de los Infantes, en la provincia de Ciudad Real. La villa es centro geográfico del Campo de Montiel, por lo que en los alrededores podrás realizar muchas excursiones.
Nosotros estuvimos alojados en un hotel rural de La Solana (preciosa su plaza y monumental iglesia).
Desde aquí, la primera parada fue en el pequeño pueblo de San Carlos del Valle. Es un pueblo pequeño, pero con un conjunto maravilloso formado por su iglesia del Santísimo Cristo y su plaza que se conoce como "El Vaticano de la Mancha". La iglesia está adosada a la ermita de Santa Elena.
San Carlos del Valle |
Nos dirigimos a Villanueva de los Infantes donde pasaremos toda la mañana. Si no queréis aparcar cerca de la carretera principal porque está un poco más alejada, os recomiendo las inmediaciones de la Alhóndiga, donde hay una pequeña zona de aparcamiento o alrededores de la plaza de la Fuente Vieja.
ITINERARIO
Comenzamos nuestro recorrido desde la Plaza Mayor donde están las esculturas de Don Quijote y Sancho. En esta plaza se ubica el Ayuntamiento, la Casa Rectoral y la iglesia de San Andrés (que luego visitaremos, ya que las entradas se compran en la Oficina de Turismo).
Al estar cerca de la Alhóndiga, nos acercamos hacia allí. Este edificio fue casa de contratación desde el siglo XVI. En sus columnas se pueden ver inscripciones de presos de la época en la que fue cárcel.
Horario: L a V de 10 a 19:30 S y D cierre a las 19h.
Entrada libre
Desde aquí seguimos por la calle Cervantes pasando por palacios y casas solariegas como la del Caballero del Verde Gabán que se describe en el capítulo XVIII del Quijote. La mayoría de estas casas son en la actualidad fincas privadas, por lo que no son visitables excepto en el mes de octubre cuando se celebran las Jornadas de Patios Abiertos.
La Oficina de Turismo está en esta misma calle y en ella se puede visitar gratuitamente el Museo de Arte Contemporáneo. En la parte baja, encontramos el mercado. Es en esta oficina donde debes adquirir las entradas para la visita a la Iglesia de San Andrés.
Seguimos por la calle Cervantes, pasando por el Antiguo Convento de la Encarnación, de estilo barroco que fue fundado en 1598 por los dominicos, y llegamos al final. En la Plaza San Juan se ubica la iglesia (s. XVII) y el Antiguo Convento de Santo Domingo.
Convento de Santo Domingo |
En un lateral, en la calle de los Frailes, está la entrada a la Celda Museo de Quevedo.
Se visita la iglesia, el patio del convento, el Refectorio y una pequeña exposición de Fondos de la Fundación Francisco de Quevedo. La celda donde pasó sus últimos días y murió el escritor en 1645, consta de dos partes: la zona de estudio con su escritorio y la zona en la que se encuentra la cama.
Entrada 2€/1€ reducida
Celda de Quevedo |
Continuamos por la calle Santo Tomás y pasamos por la Casa de la Inquisición de la que sólo se conserva la puerta y el escudo. Más adelante, la Casa de los Estudios junto a una tienda de recuerdos. Se puede ver el patio de este antiguo colegio menor desde las rejas si no se encuentra abierto.
Justo en la calle de enfrente, nos llama la atención una fachada de estilo neoclásico: es la Casa del Arco del siglo XVII. Una auténtica maravilla que también es conocida como la Casa del Indiano.
Llegamos a la Plaza Mayor y nos dirigimos a visitar la iglesia. Cuando entramos, estaban tocando el órgano romántico del siglo XIX. Nuestro objetivo principal era ver la cripta de Quevedo, pero nos sorprendió también la iglesia y los tesoros que guarda. Francisco de Quevedo fue enterrado en la Capilla de los Bustos el año 1645, siendo identificados sus restos y devueltos en 2007.
En 1954 ocurrió un hecho que supuso todo un descubrimiento: se abrió un agujero en la Sala Capitular y en su interior encontraron una nave repleta de restos humanos (entre ellos los de Quevedo). En 31 días se construyó esta Sala en 1645 y se trasladaron los huesos de los difuntos de la anterior ermita sobre la que edificó la iglesia. Esta cripta se dedicó a Santo Tomás de Villanueva. Al final se puede ver un púlpito y un retablo del Santo limosnero y "sus pobres".
Comimos en la esquina de la misma plaza Mayor por muy buen precio y con un menú casero de platos típicos de la zona.
Después cogimos la calle Juan Carlos I hacia la Plaza de la Fuente Vieja donde descansamos a la sombra de los árboles. Si tenéis niños pequeños podrán jugar un rato en los columpios. Encontramos el Convento de las Franciscanas y su iglesia del Corpus Christi cerrada, pero nos pudimos hacer idea de la importancia que pudo tener por sus gruesos muros.
Plaza de la Fuente Vieja |
Al volver bajamos por la calle Santiago Apóstol para encontrarnos con la Casa de la Pirra. Destaca su balcón corrido con púlpito en la esquina que nos pareció muy singular. Esta casa perteneció a un caballero de la Orden de San Juan. Por suerte, encontramos a una mujer que vive en ella y nos invitó a pasar y nos enseñó orgullosa el patio, haciendo que reparásemos en detalles como dos cruces de la Orden de San Juan talladas en las vigas o la bonita bóveda de media naranja sobre la escalera. El patio cuadrado está rodeado de columnas toscanas y los suelos empedrados con cruces de la Orden. Viven varios vecinos que comparten y cuidan el patio y sus muchas plantas con gran mimo.
Cogimos el coche ya para dirigirnos al Yacimiento Romano de Jamila, a 4,5 kilometros. La entrada es libre y está señalizado. Se puede llegar en coche hasta las mismas ruinas. Se trata de un tramo de calzada romana y unas enormes columnas de lo que fue un puente romano del siglo I - III d.C. Encontraréis diferentes miradores.
Volviendo a la carretera y a tan sólo medio kilometro más, no podéis dejar de ver el Santuario de Ntra. Señora de la Antigua. Se conserva la talla de madera de la Virgen en la capilla. Lo que más nos sorprendió fue su monumental patio cuadrangular columnado.
La entrada es libre. Horario verano: de 8 a 22 y en invierno hasta las 20h. En la puerta encontramos un cartel escrito a mano que ponía cerrado de 14 a 17h (no sabemos si fue ese día únicamente)
Fuera hay una enorme explanada preparada para barbacoas, con mesas de picnic, alguna fuente, columpios, e incluso un bar que estaba abierto.
Tras esta visita continuamos hasta las Lagunas de Ruidera donde pasamos la tarde para terminar en el Castillo de Peñarroya.
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Hemos estado varias veces en la provincia de Ciudad Real pero nunca en la comarca de Campo de Montiel.
ResponderEliminarNo conocía San Carlos del Valle ni su "Vaticano de la Mancha", tampoco el Yacimiento Romano de Jamila, ni el Santuario de Ntra. Señora de la Antigua, pero sí (de oídas y por fotos) Villanueva de los Infantes.
Queda apuntado todo, con lo que le gusta viajar a mi mujer, quién sabe si me monta una escapadita por la zona...ja, ja, ja, ja...
Igual te sorprende... Yo estoy segura de que estos pueblos os iban a gustar.
ResponderEliminarUn saludo
No había oído hablar jamás de Campo de Montiel y es que Castilla La Mancha la tenemos demasiado olvidada. Lo que más me ha gustado es la Plaza Mayor de San Carlos del Valle. Entre los soportales y las galerías de madera, me parece una maravilla.
ResponderEliminarDesde luego tanto la Celda Museo de Quevedo como la cripta de Quevedo, muy interesante también. ¿Cómo supueron que los restos de huesos encontrados eran los de Quevedo?