Y es que este mar tira mucho. Si naces junto al mar lo echas de menos cuando estas lejos de él.
Así que siempre da gusto levantarse una mañana de sábado muy soleada y pensar: ¿dónde llevo hoy a mis inquietas criaturas para que disfruten del magnifico día?
Y tener la solución tan cerca.
El paseo de la playa del Torreón, en Benicassim estaba rebosante: cada terraza llena, niños por todas partes, gente mayor, jóvenes... simplemente paseando, en bici,... o como nosotras hicimos esta vez que cogimos los patines.
Apetecía darse un bañito o mojarse los pies al menos. Y es que aquí, tenemos playas ideales para viajar en familia: la arena es fina, el mar tranquilo, los niños se pueden adentrar un buen trozo sin que les llegue el agua a la rodilla... Pero no es igual en todas. Detesto las playas con piedras, gravilla, o las que das dos pasos en el agua y...¡plof! te hundes.
Este no es el caso desde luego. En todo Benicassim, Castellón, Oropesa, Peñíscola,... disfrutamos de espléndidas playas con paseos marítimos, sendas verdes, columpios, juegos (porterias, redes para voley...) duchas, baños, puestos de socorro, bibliotecas... una gozada.
Pero, claro, qué voy a decir yo si nací en el Mediterráneo.
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