EL SALTO DE LA NOVIA, NAVAJAS (CASTELLÓN)

Al entrar al pueblo, sus casas solariegas dejan entrever un pasado esplendoroso; pues desde antaño, acudían muchos valencianos  a pasar sus vacaciones estivales.


Detalles en fachadas

Su mayor atractivo, sin duda, es el Salto de la Novia.

Cuenta la leyenda:
“ Hace de esto muchos años, cuando dos novios iban a contraer matrimonio tenían que someterse a una curiosa ceremonia para demostrar ante todos que se querían de verdad. Cierto tiempo antes de efectuar el matrimonio debían ir a ese jugar donde se estrecha el río y allí, ante todos, la novia debía cruzar de un salto a la orilla opuesta, si lo conseguía era símbolo de felicidad para el futuro matrimonio y demostraba con ello que quería fielmente a su novio, más si no lo lograba el salto se consideraba irrealizable el matrimonio por creer que éste sería desgraciado y convencidos de ello los novios rompían su compromiso.

Durante muchos años esta costumbre debió causar terror entre muchas novias verdaderamente enamoradas, ante el temor de errar el salto o no tener el suficiente valor para intentarlo, pero un día, muy lejano ya, dos novios cuyos nombres ha borrado el tiempo, terminaron trágicamente con esta costumbre.

Habían bajado radiantes de alegría a demostrar ante todos que se querían. Como cada vez la gente esperaba el salto con impaciencia; por fin la novia se dispuso a saltar, tomó impulso perdió pie y cayó al río con tan mala fortuna que se vio envuelta en un potente remolino que allí había y que le llevaba a una muerte segura; al ver esto, el novio se arrojó inmediatamente al río para intentar salvar a su amada, pero por más esfuerzos que hizo en su desesperado intento, se vio envuelto al poco tiempo en el remolino e instantes después desaparecían los dos tragados por las aguas. Horas después flotaban estrechamente unidos los cadáveres de aquellos infelices novios.
Y en las noches de luna llena, el murmullo del río parece entonar un canto dulce y triste en el que se lamenta de haber dado muerte a aquellos dos seres que tanto se quisieron.” Relato extraído del Portal del ayuntamiento de Navajas.

¡Cuidado, qué resbala!

El paraje es de una gran belleza y se respira tranquilidad. Un sitio ideal para ir de picnic y pasar un día fenomenal.

Camino al Salto de la novia por el trozo asfaltado

Aunque dejar el coche esta un poco complicado, ya que a pesar de ser zona azul (algo a lo que la mayoría del pueblo se opone como pudimos comprobar por las pancartas) no hay habilitadas zonas de parking. Hay un trozo de un km más o menos hasta llegar a la zona de baño y a la cascada del Brazal, de 60 m de altura. Pero es muy cómodo de hacer. Un trozo asfaltado (bajan coches para coger agua a la fuente o los vecinos de chalets) y después camino de tierra, siempre bordeando y escuchando el río.

Hay otros parajes recomendados en la zona que te dejo en este ENLACE.
Esta todo muy limpio y tranquilo.
Los espacios naturales nos encantan. Disfrutamos una barbaridad en estas visitas.
Aunque la cascada no es natural, tal y como nos explicaron. De ahí los cambios de caudal.
Nosotros comimos en una pizzería que hay en la plaza del Olmo. Resulto barato y con grandes cantidades. La pizza era enorme para uno solo, pero no nos supo mal ayudar a terminarla, porque estaba buenísima.

La plaza esta llena de terrazas rodeando el Olmo, plantado en 1536 por un pastor llamado Roque. Junto al que hay una fuente con una preciosa escultura de niños divirtiéndose.

Las fachadas de los edificios y la iglesia son muy bonitas. La vegetación de la rotonda que hay antes de bajar por el camino que te lleva al salto de la novia, llama la atención junto a su escultura.